LA FINANCIACIÓN ALTERNATIVA DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Las políticas europeas en materia de transición energética y reducción de la dependencia energética - y también industrial -, aceleradas en el contexto de la crisis energética y los conflictos geopolíticos recientes - en gran parte porque el gas natural ha dejado de considerarse como un combustible de respaldo adecuado para la transición -, podría resumirse pivotan sobre cinco ejes principales: 1.- sistema eléctrico con generación renovable, 2.- electrificación de la economía, 3.- descarbonización del calor en la industria y en los edificios, 4.- descarbonización del transporte pesado y 5.- eficiencia energética.

 

Ya el “Fit for 55” propuesto por la CE en junio 2021 supuso una revisión al alza de los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 55% para el 2030, sobre los niveles preexistentes en 1990, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática (“Net Zero”) en 2050. Incluyendo, entre otros, un incremento del 32 al 40% de energías renovables en el mix energético para 2030, y una aceleración en el objetivo previsto en la Directiva de Eficiencia Energética, con una reducción en el consumo de energía final a nivel de la UE de un 11,7% adicional en 2030, en comparación con las proyecciones realizadas en 2020.

Posteriormente, el referido Plan REPowerEU aprobado en el contexto de la guerra de Ucrania, incorpora una mayor ambición en materia de ahorro energético mediante el incremento del objetivo de eficiencia a escala de la UE del 9 al 13 % para 2030, así como un incremento del objetivo europeo de energías renovables para 2030 del 40 al 45%.

Bajo el paraguas de dichos planes y regulaciones, y de acuerdo a los 5 ejes mencionados, se está produciendo todo el desarrollo y aceleración, en las tecnologías que actualmente están en boca de todos, por ejemplo, en el primer eje de generación renovable en el sistema eléctrico, la implantación masiva de renovables “tradicionales” (eólica onshore y solar fotovoltaica), y “nuevas” como la eólica offshore, almacenamiento con baterías (hibridado con la anteriores o como servicio al sistema de transmisión, transporte y distribución), hidrógeno verde, etc., etc., quedando en todo caso mucho por hacer.

Igualmente, los objetivos de acuerdo a los otros 4 ejes relacionados al inicio, suponen un reto inmenso para nuestra economía y nuestras empresas, - y en cuyo cumplimiento se va claramente retrasados -, por lo que se están igualmente acelerando nuevos modelos de generación y/o de negocio, como el autoconsumo fotovoltaico, la generación distribuida, las comunidades energéticas, etc., así como otras tecnologías como las bombas de calor industriales, la aerotermia, los gases renovables - biometano, hidrógeno verde y gas de síntesis -, el autoconsumo con biomasa y/o termosolar, el almacenamiento térmico, los biofuels, etc., y otras tecnologías y equipamientos para la mejora de la eficiencia energética eléctrica y/o térmica, tanto en edificios como en industrias.

Si hablamos por ejemplo del autoconsumo fotovoltaico o la aerotermia los crecimientos en los últimos años son superiores al 80-100% anual en España, y las perspectivas siguen siendo de fuertes crecimientos. En el caso de las bombas de calor destinadas a todo tipo de usos – industrial, comercial o residencial -, el crecimiento de los últimos 5 años en Europa supera el 170%, y sólo en el 2021, se produjo un crecimiento de casi el 40%.

Igualmente, los límites entre las diferentes palancas para la descarbonización se vienen desvaneciendo en muchos casos en los últimos tiempos, ya que, por ejemplo, un reacondicionamiento energético en una industria con diferentes inversiones en eficiencia energética, se están complementando con instalaciones renovables de autoconsumo fotovoltaico o de otro tipo. 

Lo anterior, en un contexto en el que algunas formas de descarbonización pueden implicar necesidad de incentivos y/o subvenciones para hacerlas viables, otras sin embargo como las inversiones en eficiencia energética, autoconsumo y/o electrificación, aunque supongan unos desembolsos iniciales significativos, ofrecen rentabilidades interesantes para empresas, comunidades y particulares, o bien mejoras en la competitividad de nuestras empresas.

No obstante lo anterior, aunque muchas de estas inversiones pueden tener mucho sentido desde el punto de vista técnico y económico, en muchas ocasiones, el fuerte desembolso inicial o la ausencia de financiación especializada, puede llevar a que las mismas no se realicen o se pospongan. Por lo tanto, se hace necesario considerar fuentes de financiación alternativas y/o innovadoras que permitan la ejecución de estas inversiones que presentan unas características propias especiales.

Precisamente para cubrir este “funding gap” en los últimos años han surgido en la UE, numerosos fondos alternativos de deuda y/o híbridos (capital y deuda) especializados en estas nuevas tecnologías para la transición, que facilitan la financiación basados en acuerdos tripartitos entre un tecnólogo (normalmente empresa instaladora y/o de servicios energéticos), el cliente final que necesita las inversiones y los referidos financiadores. Lo anterior, en modelos de negocio, conocidos comúnmente en terminología anglosajona, como transition energy o energy efficiency as a service (y todas sus variantes: Solar as a Service (SaaS), Heat as a Service (HaaS), Energy Storage as a Service (ESaaS),etc.

En pocas palabras, el tecnólogo se encarga de llevar a cabo la inversión y su financiación, apoyado por estos fondos alternativos especializados, y también de su mantenimiento (ú operación y mantenimiento) en el largo plazo, a cambio de una retribución suficiente, en forma de PPA, contrato por ahorros generados, tarifa plana, etc., que, en todo caso, suponga un ahorro final en la factura anual del cliente.

Es importante destacar que este tipo de financiación, si bien no es ampliamente conocida, está siendo válida para financiar y a un coste competitivo – al ser asset based - de manera agregada todo tipo de inversiones y tecnologías que pueden ir desde puntos de iluminación LED, pasando por proyectos de autoconsumo fotovoltaico, inversiones en bombas de calor en empresas y/o aerotermia en el sector residencial, hasta para la electrificación de flotas de transporte, desarrollo y construcción de plantas de biometano, autoconsumo por biomasa o termosolar, o para la combinación de diferentes tecnologías y/o actuaciones (p.e. en inversiones de reacondicionamiento energético de edificios y/o equipamientos).

Adicionalmente, es importante destacar que es una financiación disponible tanto para grandes empresas como para pequeñas y medianas (PYMES), así como para ayuntamientos y empresas públicas de muy diferentes tamaños.

En todo caso, el trabajar con estos fondos requiere de una estructuración a medida, con una asignación de riesgos y responsabilidades clara, asumiendo el tecnólogo la compra de equipos y la instalación, así como su mantenimiento y/u operación, el fondo la financiación - pudiendo ser esta incluso del 100% de la inversión -, y el riesgo de impago o insolvencia del cliente final, y este último, externalizar esta parte de la gestión energética, focalizándose en su negocio principal.

Como complemento a la financiación anterior de tipo asset based, existen cada vez más soluciones de financiación alternativa para las empresas especializadas en estos sectores de la transición energética, caracterizadas por fuertes crecimientos en los últimos años, que se adaptan a las necesidades y características de cada compañía, en un contexto actual, además, donde las subidas de los tipos de interés y de los márgenes bancarios han hecho que se estrechen significativamente las diferencias con este tipo de financiaciones alternativas.

Tanto un tipo de fondos como otros vienen aplicando cada vez más políticas de ESG y Carbon Reporting a sus inversiones, lo que igualmente puede revertir en las empresas tecnológicas y clientes finales que recurran a estos tipos de financiación alternativa.

Los retos económicos y financieros que conlleva la transición energética para la descarbonización y reducción de la dependencia energética de los combustibles fósiles de la economía europea y mundial son ingentes, y evidentemente, requiere de distintas políticas de incentivos y fuentes de financiación. En BDO consideramos que la financiación alternativa en este sector es ya un actor relevante que no puede sino seguir creciendo en el futuro próximo con la incorporación de más actores y mayores compromisos por parte de fondos de pensiones, aseguradoras, fondos soberanos, family offices, fondos de fondos y fundaciones.