La importancia de los planes de viabilidad en los procesos de reestructuración empresarial

La elaboración de un plan de viabilidad es imprescindible para el éxito de las negociaciones en un proceso de reestructuración, que permita la supervivencia de la empresa en dificultades financieras.
 
En septiembre de 2022 entró en vigor la reforma de la Ley Concursal que traspone al ordenamiento español la Directiva UE 2019/1023 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre reestructuración e insolvencia. El eje central de la reforma es la introducción de la figura de los Planes de Reestructuración, cuyo objetivo es principalmente incentivar mecanismos de reestructuración preventiva de las empresas.

Una de las novedades de la nueva ley, es la posibilidad de implementar estos nuevos Planes de Reestructuración, no solo en los casos de insolvencia actual (imposibilidad actual del deudor de cumplir con sus obligaciones) o inminente (previsión de que el deudor estará en insolvencia actual en los próximos 3 meses), sino también en los casos de insolvencia probable (previsión de que el deudor no vaya a poder cumplir con sus obligaciones en los próximos 2 años). Por tanto, las empresas y sus asesores han de tener muy presentes las proyecciones de tesorería a corto y medio plazo, con el fin de identificar potenciales situaciones que requieran de la implementación de un Plan de Reestructuración a tiempo.

¿Y cuál debería ser la premisa necesaria para que un Plan de Reestructuración sea exitoso? La respuesta que parece más evidente a esta pregunta debería ser: que este Plan de Reestructuración contenga las medidas necesarias para “garantizar” la viabilidad de la empresa. Por tanto, la viabilidad (o falta de ella) de las empresas debería situarse en el epicentro del análisis en el caso de empresas con dificultades financieras, a pesar de que el plan de viabilidad no existe como tal documento separado en la nueva Ley (aunque probablemente subyace en el ordinal 9.º y 10º del art. 633 LC).

No obstante lo anterior, según la nueva Ley, sí es un requisito mínimo que los Planes de Reestructuración contengan “la exposición de las condiciones necesarias para el éxito del plan de reestructuración y de las razones por las que ofrece una perspectiva razonable de garantizar la viabilidad de la empresa, en el corto y medio plazo, y evitar el concurso del deudor”; y es en esto punto donde cobra vital importancia la realización diligente del plan de viabilidad.

Desde un punto de vista económico-financiero, el cumplimiento del plan de viabilidad, entendido como aquel que permite una obtención de flujos de caja suficientes para atender las obligaciones de pago de una manera sostenida o un porcentaje mayor que el que se obtendría en un proceso de liquidación, debería ser el objetivo último en las reestructuraciones empresariales.

Así, un buen plan de viabilidad debería contener, como mínimo, información sobre:
  1. El origen de las dificultades estructurales, financieras y/o económicas que afectan a la empresa y diagnóstico de la situación actual. Es importante conocer las causas que han originado las tensiones actuales con el fin de comprobar que las mismas han cesado o pueden corregirse o mitigarse.
  2. Descripción exhaustiva de las medidas correctivas necesarias para superar las adversidades económicas y financieras. Estas medidas pueden ser de muy diversa índole: reducción de costes (de fabricación, de personal, operativos, financieros, etc.), discontinuación de aquellas líneas de negocio menos rentables, nuevas políticas de fijación de precios, reorganización de procesos con el fin de hacerlos más eficientes, entre otros.
  3. Proyección de la capacidad de generación de caja de la empresa a corto y medio plazo, que ha de estar basada en unas hipótesis razonables de ventas, costes, periodos medios de cobros y pagos, inversiones futuras necesarias para llevar a cabo la actividad de la compañía y cumplir con el propio plan de viabilidad, etc.
  4. Cuantificación de la deuda existente y futura de la compañía, incluyendo los sacrificios que se van a solicitar a los distintos acreedores, en caso de que sean necesarios. Es imprescindible realizar un análisis pormenorizado de la deuda existente en la compañía (tipo de deuda, de acreedor, garantías otorgadas, etc.), tanto financiera como no financiera, con el fin de dimensionar la cantidad y el perfil de amortización sostenible, de acuerdo a la capacidad de generación de caja de la compañía.
  5. Análisis de escenarios o sensibilidades que den solidez al plan de viabilidad, contemplando el caso de que alguna (o varias) de las hipótesis presentadas en el caso base más probable se comporten de una forma peor a la esperada.
Todos estos componentes que debe incluir un plan de viabilidad han de ser cuantificados y plasmados en un modelo financiero que contenga unos estados financieros de partida y una proyección de los mismos. El resultado de este trabajo es un conjunto de datos económicos, financieros y contables convenientemente tratados, que constituyen la base sobre la cual las partes afectadas tomarán sus decisiones respecto al Plan de Reestructuración propuesto.

La elaboración del plan de viabilidad es por tanto decisiva para la homologación de los Planes de Reestructuración y un trabajo complejo, fundamentalmente económico y financiero donde se requieren habilidades técnicas (contabilidad, análisis económico, cálculo financiero, conocimiento sectorial, etc.) y una gran experiencia previa.

Desde BDO hemos participado en la elaboración numerosos planes de viabilidad de empresas en diferentes sectores de actividad y contamos con los conocimientos especializados en procesos de insolvencia y reestructuraciones empresariales, así como en materia contable, análisis y modelización financiera, gracias a los equipos multidisciplinares que componen la firma.